El derecho a la salud
La Constitución de la OMS
(Organización Mundial de la Salud) establece que el goce del grado máximo de
salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser
humano.
Con todo, millones de personas en
todo el mundo no pueden accederá adecuados servicios sanitarios.
El derecho a la salud no debe
entenderse únicamente como el derecho a estar sano, significa que los gobiernos
deben crear las condiciones que permitan a todas las personas vivir lo más
saludablemente posible. Estas condiciones no sólo abarcan la disponibilidad
garantizada de servicios de salud y la atención oportuna, sino también los
factores determinantes de la salud, como el acceso al agua potable y a
saneamientos adecuados y el suministro suficiente de alimentos sanos y
nutritivos. Además, incluyen condiciones de trabajo saludables y seguras,
vivienda adecuada, condiciones sanas en el medio ambiente, y acceso a la
educación e información sobre cuestiones relacionadas con la salud.
El derecho a la salud está
consagrado en tratados internacionales y regionales de derechos humanos y en
las constituciones de países de todo el mundo. Al igual que todos los derechos
humanos, el derecho a la salud impone a los Estados tres tipos de obligaciones:
-
Respetar. Significa simplemente
no ingerir en el disfrute del derecho a la salud (“no perjudicar”).
-
Proteger. Adoptando medidas para
impedir que terceros (actores no estatales) interfieran en el disfrute del
derecho a la salud.
-
Cumplir. Poniendo en práctica
medidas positivas para dar plena efectividad al derecho a la salud (por
ejemplo, adoptando leyes, políticas o medidas presupuestarias apropiadas).
Muchas de las actividades están enfocadas a preparar la realización de un clipmetraje, y el plazo de presentación de estos finaliza el 17 de febrero.